sábado, 27 de diciembre de 2008

Aquiles reporta desde Guantánamo


Plaza Mariana Grajales, Guantánamo

Nuestro hombre en Guantánamo, Aquiles, me envía el siguiente correo electrónico, sobrepasando las barreras de las prohibiciones, la censura, la represión. El mensaje lo reproduzco textualmente:

Para que te mantengas informado y no olvides tu ciudad natal, te diré que el municipio Guantánamo "se ganó la honrosa designación" de la sede para la celebración del triunfo de la revolución en toda la provincia (algo es algo, aunque no es mucho… bueno de acuerdo… es casi nada).

De modo que todos los trabajadores fuimos convocados a participar de forma “voluntaria” en tan magna celebración. Aquí te copio el mensaje recibido (que circuló por todos nuestros correos electrónicos) de los camaradas del sindicato de mi empresa donde nos invitan a participar.

TRBAJADORES, LUNES 22 DE DICIEMBRE DE 2008, TODOS A LA PLAZA PEDRO AGUSTIN PEREZ A LAS 3.00 PM, EL MUNICIPIO GUANTANAMO GANÓ LA SEDE POR EL ACTO DE LOS 50 AÑOS DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN, CELEBRAREMOS, HAY SORPRESAS EN LA PLAZA DESPUÉS DEL ACTO. (Me imagino que como siempre Ron y Cerveza de Pipa).

NO DEBE FALTAR NADIE, PASAREMOS ASISTENCIA EN LA PLAZA POR SECCIÓN SINDICAL, CADA SECRETARIO DE SECCIÓN SINDICAL ENTREGARÁ AL BURO SINDICAL LA ASISTENCIA, EL QUE NO ESTÉ SE LE DESCONTARÁ EL TIEMPO DE TRABAJO.

ESPERAMOS QUE TODOS ASISTAMOS, ¡TODO POR LA REVOLUCION! NOS VEMOS.

BURO SINDICAL.

Hasta aquí llegó el “estimulante” mensaje pero aún sin parecer suficiente tal amenaza, un cromañón manda la siguiente aclaración:

ELOISA POR ESTA RAZÓN SE TRABAJARÁ NADA MÁS MEDIA SECCIÓN Y LA OTRA SECCIÓN ES EN LA PLAZA, SE CONTEMPLARÁ COMO LA OTRA SECCIÓN DE TRABAJO, DONDE LOS JEFES ADMINISTRATIVOS SON LOS MÁXIMOS RESPONSABLES DE LA ASISTENCIA DE SUS SUBORDINADOS, ES UNA INTENSIÓN DEL PARTIDO EN EL MUNICIPIO CONGREGAR MÁS DE 100 000 GUANTANAMEROS POR SER EL 50 ANIVERSARIO DEL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN.

Una vez en la Plaza fue como siempre: llegas, te ven, tu los ve, todos nos vemos y cada cual coge su rumbo. Nos concentramos en la calle Máximo Gómez y ya en la calle Calixto García (a solo dos cuadras) había abortado la marcha, y siempre por el camino de regreso a mi casa vi a muchos compañeros, que como yo, evadieron llegar al final.

¿A que nadie siente envidia por no estar en la engalanada celebración del 50 Aniversario bla bla bla. Me imagino que nadie extrañe los voluntarios y fervientes desfiles cubanos :-)
Nos vemos

martes, 9 de diciembre de 2008

Dos logotipos: un mismo objetivo


Logotipo del Partido Comunista de Cuba (único partido legal en Cuba)


Logotipo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)

Siguen las coincidencias entre mi pequeña isla y esta tierra de gigantes montañas. Esta vez he encontrado que el logotipo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es una copia del muy conocido en Cuba, Partido Comunista de Cuba (PCC). Para los que siguen dudando sobre hasta donde podría llegar el proyecto propuesto por Chávez, creo que está bien claro y definido.

Sin embargo, me mantengo como espectador. A veces me siento protagonista de lo que no viví en Cuba por mi edad o testigo de quien ve venir un tsunami y solo le queda advertir o persuadir de la gran ola que impactará hasta en la psicología de las personas dejándolos mutilados.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Anatomía de un polémico fenómeno

Les presento a la Libreta de Productos Alimenticios. Engendro “Revolucionario”

Los que la conocen recordarán lo que es un fin de mes en Cuba, cuando se ha agotado el 1 1/8 kilo de arroz, los 2 ¼ kilos de azúcar y el medio jabón de baño por persona.

Muchos agradecen los bajos precios a los que se venden productos alimenticios de mala calidad como la galleta de sal o el mal oliente picadillo de soya…

Otros recuerdan él único pan (¿de cada día?) que les corresponde a diario: Si te lo comes en la noche, no tienes para el desayuno. Muchos papás y mamás se sacrifican y se los dejaban a sus hijos.

Mes tras mes esperamos el jabón (de baño y de lavar), la crema dental, el detergente, la carne de res (que se desapareció en los años 80 y en cubano criollo les decíamos “novenas” porque llegaban cada nueve días, después, parece que se fue en una balsa y nunca más se le ha visto en las carnicerías de Cuba), el pollo, o la “dieta” por enfermedad, el tomate. Nos parecíamos a Penélope esperando por veinte años a su adorado Odiseo, con la diferencia que podía llegar después de morir, o nunca simplemente.

Observen cuantas casillas quedaron vacías mes tras mes. Además, el control que tienen sobre uno: saben nuestra edad, dirección, número de identidad. Si sales del país y no regresas, a los 11 meses y un día ya no tienes derecho a esos “beneficios sociales”.




Recuerdo cuando llegaba el picadillo de soya a la carnicería que esa noche el único olor que se sentía en el vecindario era el de la cocción de ese alimento en todas las casas.
En la parte oriental del país, comerse un huevo era un lujo (dos por personas al mes)
Productos como las almohadillas sanitarias (“íntimas” en Cuba), el algodón, el keroseno (luz brillante), el alcohol (de bodega) para encender los mecheros y cocinas, también son controlados por el “engendro socialista”. Pobres mujeres, no pueden pasarse de 10 almohadillas sanitarias durante su proceso menstrual. Y del papel sanitario (papel toilet)… ni pensarlo, nunca llega a la bodega. ¡¿Me preguntas que cómo resolvemos…?!

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Realidades Paralelas por Miriela González


"Adios esperanza" Imagen tomado por Rafael Ceiro, calle Carlos III (policlinico "Vang Troy"); La Habana, Cuba

Llevo casi un año en Venezuela, quién lo diría… Nunca pensé (realmente) que iba a vivir fuera de Cuba. Aunque esa es la posibilidad latente para todo cubano joven y no tan joven. En Cuba uno piensa que algo va a suceder, que va a mejorar la situación, que no va tener que acudir a esa opción para poder salir adelante.

El caso es que muchos traspasamos la puerta de embarque del aeropuerto y dejamos atrás tantas cosas: el abrazo de un padre y una madre tratando de contener las lágrimas mientras te dan ánimo para que no te vayas con esa sensación de abandono. Los demás familiares que acuden también tratan de extender al máximo esa despedida que dura desde que ya tienes la certeza que “te vas”, pues ya compraste un boleto para un día concreto, y no hay vuelta atrás.

Todos comienzan a verte desde ese momento con una gran tristeza como si se despidieran en vida. Lo cierto es, que en el caso de los cubanos, nunca se sabe cuando pueda ser el reencuentro, para muchos nunca llega.

Ya antes tuve que despedir a mi hermano, a mi esposo, mi cuñado, una amiga, y a otros ni siquiera tuve esa oportunidad, porque en Cuba, una salida se maneja como algo estrictamente confidencial. Cualquier cosa puede ser motivo de que “se caiga” el viaje, mucho más si es un viaje de trabajo del que pensamos “desertar”.

Así muchos toman el avión sin ni siquiera tener el derecho a despedirse por todo el tiempo que estarán ausentes, sino que se despiden por “unos días o meses” y nuca más los vuelves a ver.

En Cuba el exilio sigue siendo la única salida viable. Me alegra mucho saber que existen personas, que desde la isla, publican valientemente sus ideas, con las inmensas posibilidades que ofrece la blogosfera. No obstante, lo real es que son más conocidos fuera del país que allí mismo. Hasta que esa realidad no cambie poco se podrá hacer.

Posiblemente, a mi vecino por 30 años, Carlos, presidente del “comité” de mi edificio, le importe poco que la gente tenga que irse del país para llevar una vida más digna o que exista una joven cubana que tiene uno de los blogs más importantes y premiados de iberoamérica.

Para él, continúa la rutina de cobrar el “CDR” (Comité de Defensa de la Revolución), dar sus buenas o malas referencias (según le de la gana) cuando vayan a “veririficar” a alguien para poder trabajar en un lugar importante. Porque para Carlos, como para muchos otros, todo sigue igual.

jueves, 13 de noviembre de 2008

“Sin patria pero sin amo”


"Nostalgia". Imagen tomada por Rafael Ceiro, Macuto, Venezuela

Esas palabras dichas por José Martí hace más de un siglo no pierden vigencia, más, en la situación de penuria que vive la isla, ya no solo azotada por un gobierno autoritario, sino hasta por los embates de la naturaleza. Muchos cubanos andan por el mundo en busca de sus sueños, como mismo lo hizo el héroe de la emancipación cubana.

Los cubanos que vivimos exiliados, a quienes el gobierno de Cuba llama inmigrantes económicos, tratamos de adaptarnos a la patria que nos acogió -muchas veces por puro azar- vivimos en lugares que ni sabíamos que existían en este planeta. Al igual que Martí, estamos llenos de ambiciones liberadoras y nos vemos regresando a una Cuba libre, ya sea para una visita, para quedarnos allí o disfrutar de los derechos que nos arrebataron por mucho tiempo.

El inmigrante cubano se adapta a su nueva situación pero llega a sentir que el lugar donde está nunca es de él, a pesar de que lo defienda y contribuya con todas sus fuerzas a cambiar lo que le rodea. Pero es que va mucho más allá, y en su afán de volar siente que el cielo completo le pertenece. Lleva bien adentro de donde salió pero se le pierde la vista en lo infinito.

Decidimos andar un camino. Un camino de desarraigo, ya no somos ni de un lugar ni de otro, nuestros gustos han cambiado, maduramos bajo la sombra de una realidad que nadie te cuenta antes de dar el paso. Vivimos en cualquier parte de este mundo, no tenemos patria pero tampoco tenemos amos.

domingo, 12 de octubre de 2008

¿Será Venezuela otra Cuba?


Imagen tomada en la ciudad Baracoa, Cuba, por la periodista Johanna Infante

Hace unos días mi amigo Carlos me hizo esta pregunta y no pude evitar caer en la comparación al reconocer el entorno actual, que ya no es el mismo que el de hace cinco décadas, -solo dos ejemplos: tómense en cuenta los avances científico-técnicos, fundamentalmente en las comunicaciones, y que el entorno político actual de Latinoamérica ya no es de movimientos guerrilleros, ni mucho menos el de soportar dictaduras.

Me detengo en las circunstancias cubanas cuando Fidel Castro llega al poder, luego de vencer una férrea dictadura, con un nuevo proyecto social nunca antes vivido en Latinoamérica, aunque al cabo del tiempo demostró su falta de viabilidad y terminó en una dictadura moderna, con capacidad de adaptación para cada momento histórico.

Al analizar la historia de Cuba de los últimos 50 años es claramente visible la gradualidad del proceso dictatorial. Todo no vino de una vez. Fue un proceso pensado con sangre fría midiendo cada paso y utilizando todas las artimañas posibles para mantener confundido y divido al pueblo.

El cubano vio descomponerse su sociedad, donde sus hombres al igual que en cualquier país de Latinoamérica habían dado la vida en el campo de batalla en otro siglo. Y es que los nuevos dictadores se ocultan tras una falsa democracia, que a veces les dilata ejercer el poder de forma despiadada. Por eso demoran tanto tiempo en reconocerse como tales.

Cuando me hablan de la similitud política entre Cuba y Venezuela y me dicen que las condiciones sociales no son las mismas, lo acepto, pero doy el beneficio de la duda ante la gradualidad que imponen los procesos sociales. Mire a su alrededor y observe cuántas cosas han cambiado en relación con diez años atrás y quizás hayan sucedido sin notarlas usted, amigo Carlos.

Pero si aún cualquier persona tiene dudas, le invito a reconocer algunos aspectos que creí solo pasaban en Cuba:

Con mucha frecuencia el Presidente de la República expone largos discursos antiimperialistas por todas las emisoras de radio y televisión nacionales.

Un enemigo vitalicio, antagonista, culpable de todo lo malo que le sucede al país y su gente: Estados Unidos.

Un solo partido político omnipresente en todas las decisiones desde el más bajo, hasta el más alto nivel.

Palabras comunes como, “Poder Popular”, “batalla”, “marxismo”, “Lenin”, "burguesía".

Un aliado: Rusia.

Expropiación de tierras y bienes pertenecientes a una supuesta clase social burguesa y explotadora.

Los Comités de Defensa de la Revolución: nada más parecido a lo que conocemos por Concejos Comunales.

Culto a la personalidad. En la mayoría de las oficinas estatales uno se puede encontrar un cuadro de Fidel, el Ché o Raúl.

Celebración de fechas políticas, incluso por encima de las tradicionalmente religiosas.

Nueva interpretación de la historia y sus héroes.

Regulación de productos alimenticios. Las bodegas cubanas de los años 80: nada más parecido a un Mercal venezolano.

Regalías estatales: El gobierno de Cuba regalaba a países como Nicaragua, Angola, El Salvador, Haití lo que a su vez le regalaba la antigua Unión Soviética.

El gobierno cubano siempre está esperando una guerra, se encuentra inmerso en una batalla, o en un conflicto internacional.

Una consigna: “Patria, socialismo o muerte”


Por lo tanto, a pesar de vivir diferentes realidades históricas y sociales, Venezuela quizás no sea otra Cuba pero va por un rumbo muy parecido.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La Guantanamera y El Alma Llanera


Grafiti en un muro de la avenida La Marina, Catia La Mar, estado Vargas, Venezuela

Cuba y Venezuela son dos países caracterizados por sus antológicas buenas relaciones. Hay una anécdota sobre la visita de José Martí a Venezuela donde cuentan que al llegar, "aún sin quitarse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía o bebía sino cómo se iba a la estatua de El Libertador". Ello sería el summun de lo que representa Bolívar y su pueblo para los cubanos.

Desde esa fecha en adelante son incontables los cubanos que se establecieron en Venezuela formando familias, haciendo amigos que durarían toda la vida. Durante la dictadura de Pérez Jiménez muchos venezolanos huyeron de su país y se establecieron en Cuba. Venezolanos que regresarían a su patria a principios de los años sesenta, después del triunfo de Fidel Castro, y lo mejor, trayendo a sus “panas” cubanos que los habían ayudado durante su estancia en la isla.

Muchos venezolanos fueron atendidos por médicos cubanos en el hospital Hermanos Ameijeiras, en La Habana, durante los años ochenta. Los galenos cubanos gozaban del respeto y admiración de los venezolanos.

En Cuba, admiramos sobremanera canciones como El Alma Llanera, Caballo Viejo, a músicos como Alfredo Sadel, Simón Díaz, Alí Primera, Oscar de León, Franco de Vita, Ricardo Montaner y otros muchos. Nos leímos a Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos. Estuvimos al tanto de la vuelta ciclística al Táchira.

Por lo tanto, la amistad entre venezolanos y cubanos no comienza, como muchos piensan, hace nueve años. Por el contrario, es ese un momento triste en esa relación de hermandad. Porque utilizando toda esa historia bonita, a conveniencia de ambos gobiernos, le han puesto un sello socialista e ideologisante que no es del agrado ni de cubanos y mucho menos de los venezolanos.

Ahora, puedes escuchar comentarios tales como que “los médicos cubanos no son tan profesionales y no están preparados”, “los cubanos vienen a asesorar al gobierno para instaurar el socialismo de Cuba aquí”, “les están quitando fuente de empleo a los hijos de este país (Venezuela)”.

Comentarios, esos, que a veces pueden tener un fundamento lógico y otras no. Creo que en ocasiones se ha llevado a extremos la situación porque ¿qué hacen los cubanos en Venezuela cambiando bombillos ahorradores? ¿Es tan difícil cambiar un bombillo ahorrador que ningún venezolano pudiera hacer ese trabajo y así se generarían empleos para ellos?

En ocasiones, cuando voy en un autobús (guagua), y alguien me llama por teléfono, algunos se quedan mirando al reconocer mi acento, otros más osados se atreven a hablarme y sonríen en muestra de aprobación, otros no vacilan echarme en cara que nos estamos llevando su petróleo. O cuando fui a la entrevista de trabajo y me dijeron entre risas que si estaba seguro de no ser del G-2. Y yo, solo aclaro que que soy víctima de un gobierno dictatorial al igual que los cubanos que vienen por misiones gubernamentales, al igual que ellos, quienes ven despilfarrarse todas sus riquezas y no pueden hacer nada.

Lo bueno es que aún estamos a tiempo de detener esa insipiente xenofobia, que podría aumentar, y que todo vuelva a ser como antes, que no haya distingos entre cubanos y venezolanos, que solo se vea la hermandad y unidad basada en el respeto mutuo, la no intromisión, ni adoctrinamiento de sus pueblos.

domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Y tú... cómo llegaste?



La pregunta sobre cómo llegué a Venezuela ha sido una constante entre las tantas, a veces hasta indiscretas, que hace la gente cuando ve a un cubano en cualquier lugar del mundo. Lo cierto es que los que vivimos en el exterior nos hemos convertido en voceros internacionales sobre la realidad de Cuba. Al hablar con la gente se pueden sentir miradas de lástima, a veces de desprecio, otras, y son las más comunes, de acercamiento, de unión a una nueva familia.

Salir de Cuba, de forma legal, en verdad es un tormento. Uno siempre espera la negativa en los procesos burocráticos obligatorios para emigrar, no importa si es del país al cual se solicita la visa o de los funcionarios de inmigración, estos últimos se sienten dueños de cada cubano que pasa por sus oficinas. Salir de Cuba para reunirse con los familiares, no se sabe qué tiempo puede demorar.

Muchas personas optan por el suicido de abandonar la isla en balsas. Están los que esperan el anhelado viaje de trabajo en un avión que hace escala en el aeropuerto de algún país que tiene leyes especiales para los cubanos y allí solicitan asilo o, simplemente, no regresan del país donde fueron en funciones de trabajo, a estos se le prohíbe la entrada a Cuba por un período de 5 a 10 años, aunque si es médico en “Misión”, la sanción es vitalicia. También están los que salen por reunificación familiar, el cual es el más largo pero el mejor de los caminos.

El asunto es que el mismo gobierno socialista ha convertido a los cubanos en una especie de seres extraños -al igual que su régimen-, a quienes todo el mundo quiere hacerles preguntas, a veces para saber lo que se le avecina (como es el caso de Venezuela), otras por la curiosidad sobre cómo hemos sobrevivido al hambre y la escasez.

Educación excluyente



El gobierno de Cuba siempre ha presumido de su sistema educacional. No es menos cierto que los profesionales salidos de las diferentes casas de estudio nacionales, en muchas oportunidades han sido reconocidos por su preparación académica. Ello se debe en parte, y siempre lo pongo de ejemplo, a la preparación científico-técnica de los profesores, fundamentalmente, en el nivel superior.

Sin embargo, la educación cubana se subordina a los principios socialistas emanados de las teorías marxistas-leninistas, por lo tanto, se vuelve excluyente al no existir otras opciones de educación para los niños con creencias religiosas de tradición familiar. Pero no solo lo anterior, sino que tampoco incluye a los niños formados en hogares que no tienen y nunca han tenido afinidad política con el gobierno, viéndose obligados a repetir a diario la consigna: "¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!".

No obstante, esta exclusión no significa la no admisión de un niño en un determinado plantel, sino que el estudiante debe adaptarse a la formación y planes curriculares que no tienen en cuenta sus intereses sociales. Lo triste es el ejercicio de doble moral, al cual se ve sometido desde pequeño el niño, algo que lo acompañará en muchas ocasiones en la sociedad cubana.

Es por ello que se puede encontrar a un estudiante cristiano en un examen de filosofía marxista respondiendo a la pregunta sobre la relación entre el ser y el pensar que lo primero es el ser y luego el pensar, “contradiciendo” así todo lo que había aprendido en sus clases de teología.

martes, 2 de septiembre de 2008

Lo que nos perdimos de Celia

Los nacidos en mi generación, la pos revolucionaria, no tuvimos la oportunidad de conocer a Celia Cruz, una grande o la más grande de la canción cubana. Crecimos escuchando y repitiendo justificaciones sobre artistas que estuvieron prohibidos y quién sabe si aún hoy algunos lo están. Nunca he podido encontrar la excusa del oscurecimiento de un talento porque pretende otra ideología, o simplemente, no ve las cosas con el mismo lente que el resto de las personas.

Así, el gobierno de Cuba nos quitó a Celia. No pudimos disfrutar de su música porque no la conocimos. Nuestros abuelos y aquellos que se atrevían a mencionarla, la veían como una historia lejana que, en definitiva, no se sabía si nos pertenecía o no. Solo escazos músicos se atrevían a mencionarla en la isla, aunque no en los medios de difusión masiva. Otros se arriesgaron a castigos y sanciones por compartir escenario con la legendaria Celia. A veces hasta tarareábamos canciones sin saber que eran de su autoría, porque algún músico la había puesto en el Hit Parade de Cuba.

En Venezuela, he podido ver el amor que este pueblo siente por ella, donde no le perdonan a un cubano el desconocimiento de su música y de la excelente persona que noblemente ayudó a muchos coterráneos que llegaron a Miami, donde la palabra “azúcar”, dicha como ella lo hacía, evoca cubanía, un sentimiento patrio por "la isla de la caña de azúcar" que nunca la vio regresar. Para colmo, nos la trataron de reemplazar en el escenario cubano por burlescas caricaturas de actrices baratas.

Qué bien me siento al saber que otra buena cubana, Xiomara Laugart, nacida en mi natal Guantánamo, interpreta la vida y música de Celia, en Broadway. Pero siempre me quedo deseando que no sea en Broadway donde haya que interpretarla sino en el Teatro Nacional o en el Karl Marx en La Habana.

En algún momento habrá que reivindicar su memoria en “la mayor de las antillas” como se hizo con el escritor José Lezama Lima o al igual que Lennon, a quien le hicieron una estatua en un céntrico parque de La Habana. Habrá que hacer un concierto bien grande en honor a esta gloria cubana que nunca volvió a ver su tierra, habrá que erigir una estatua bien grande y enseñarles a todos los cubanos cuánto nos perdimos de Celia Cruz.