jueves, 29 de enero de 2009

¡Cambio Ya!



El pasado 1 de enero de 2009 se cumplieron cincuenta años de régimen castrista. Un aniversario cerrado que no debería ser motivo de celebración para quienes defendemos los derechos humanos y las libertades políticas fundamentales.
A lo largo del último medio siglo, los cubanos hemos conocido un solo gobierno, un solo partido, un solo discurso oficial. Más del 10 por ciento de la población de la isla ha marchado al exilio huyendo de la falta de oportunidades, la represión a la diferencia y la sinrazón de un país gobernado por Fidel Castro —y ahora por su hermano Raúl— con mano férrea y dogmatismo militante.
El cincuentenario de la Revolución cubana no debe ser, por tanto, motivo de festejo.
Al contrario, se trata de una magnífica ocasión para mostrar nuestra solidaridad hacia todo el pueblo de Cuba, que merece poder decidir su propio destino, gozar de libertades de asociación y expresión, manifestar su derecho a disentir y dar rienda suelta a la iniciativa empresarial de sus ciudadanos sin temer la represión de un estado policial.
Mediante este comunicado, un grupo de exiliados cubanos en Cataluña invita a una manifestación reivindicativa y pacífica ante las puertas del Consulado de Cuba en Barcelona (Paseo de Gracia, 34) el próximo domingo 1 de febrero, a las 12.00 hrs.
Los ciudadanos amantes de la libertad no debemos permanecer impasibles ante un régimen que se ufana de su inmovilidad y desprecia todos los llamados a impulsar una transición hacia la democracia.

Tomado de: http://www.penultimosdias.com/2009/01/27/convocatoria-a-manifestacion-en-barcelona/

Por si fuera poco en el diario Granma, periódico oficial del gobierno de Cuba, pusieron una bandera cubana sin estrella. Algún día se sabrá si fue accidentalmente u otra forma más de protesta.

http://www.penultimosdias.com/2009/01/29/escandalo-en-el-periodico-granma/#comments

Para los que muchas veces me han preguntado sobre qué hacemos los cubanos para liberarse del yugo de la dictadura, estas son solo algunas de las formas de lucha.

domingo, 25 de enero de 2009

En lo que se convirtió la esperanza


Imagen tomada por una manifestante

Durante el tiempo vivido en Venezuela una de las cosas que más he hecho ha sido tratar de entender al venezolano, su historia, sus luchas. Ya he dicho que el ser cubano y vivir aquí te ofrece un amplio espectro sobre los diferentes sectores de la población porque la mayoría de las veces te confunden con los cubanos de “misión”, otras al saber que no tienes nada que ver con el gobierno entonces sienten lo que ya habíamos experimentado los cubanos cuando veíamos a un chileno en Cuba escapado de Pinochet –cuánta historia detrás de esa persona.

Lo anterior me ha permitido intercambiar, sin ocultar nada, con chavistas y opositores. He conversado durante largas horas, como mismo hacíamos en Cuba, sobre el destino de este país. La verdad es que en estos momentos el venezolano vive un proceso con características singulares porque durante un buen tiempo siempre su democracia fue más de lo mismo. Por ello creo que ambos sectores buscan igual fin social.

En ese punto se puede hablar de la gran pobreza que ha sacudido al pueblo venezolano a pesar de la riqueza natural que abunda en este país. Diríamos de la falta de oportunidad, que de manera general, ha acompañado a este pueblo, imagínense que en un momento oscuro de su historia hasta las universidades fueron cerradas. El mismo pueblo, ya cansado de todo ello decide un cambio y ve en Hugo Chávez esa oportunidad.

Era un militar: es necesario decir que el pueblo venezolano tuvo un dictador militar de apellido Pérez Jiménez, a quien por increíble que parezca, recuerda con agrado porque hizo muchas obras sociales y no permitió los niveles de inseguridad e insatisfacción que hoy sufre el país. A Pérez Jiménez sencillamente no le agradaban las ideas de izquierda.

El joven Chávez: salido de una clase social humilde, con promesas de cambio social y crítico de las dictaduras (golpista por demás). Tenia un discurso diferente al de los políticos tradicionales. Sencillamente, era el agente de cambio, incluso para la clase pudiente que detestaba los altos niveles de corrupción a los que ya el país estaba sometido.

Con esos detalles, tan breves, en el año 1999 el presidente Chávez llega a la presidencia con la mayor cantidad de votos nunca antes registrada en la historia de Venezuela. Muchas personas, hoy incluso sus más terribles opositores, votaron y confiaron en el proyecto de cambio que traía para la sociedad. Hay una famosa entrevista donde abiertamente detesta todo lo que al final hizo, entre ello la descalificación de la dictadura cubana.

Hoy, luego de diez años de mandato de Chávez, con múltiples fracasos legislativos, políticos, sociales y no se cuántos más, muchos venezolanos están inmerso en otro proceso y es el de quitarse a tiempo lo que podría ser la decadencia cívica de un pueblo, que a diferencia de Cuba, siempre ha elegido democráticamente a sus presidentes, ha protestado y tomado las calles cuando se ha sentido humillado o ultrajado.

La oposición lucha contra la división que ha sembrado el gobierno actual (quien no se una al proyecto actual no es venezolano, no es el pueblo y se saben de todos los descalificativos que le da a aquellos que piensan diferente, me recuerda a los escorias cubanos (pitiyankis en Venezuela) y gusanos en Cuba(escualidos de aquí). La oposición lucha por mantener sus derechos cívicos y se ha organizado desde el año antes pasado al decirle NO a la enmienda a la Constitución. Antes era solo un intento de poder.

Los chavistas, por su parte, temen que vuelva a ser como en el pasado, en que otros partidos tengan el poder y seguir excluidos. Muchos desaprueban también la reelección indefinida del presidente. Yo creo que sueñan con un Chávez democrático(cosa que ya no será posible con él una vez que logre su objetivo).

Un pueblo que ha sido tan libre en su individualidad y en su capacidad de escoger no creo que se deje engañar y despojar de sus derechos básicos. Confío en los estudiantes y en la capacidad de discernir entre lo más conveniente. Y que aprovechen las experiencias de los que venimos marcados por la palabra (que no mencionaré) que les quieren imponer sin consultar con la historia y su cultura.

sábado, 24 de enero de 2009

La solución biológica



Hace mucho tiempo en Cuba alguien me comentaba sobre las alternativas que tenía la isla para ser libre en un futuro, después de varias posibilidades, el orador terminó diciendo que, si ninguna de las hipótesis planteadas era posible, habría que esperar la solución biológica para tantos años de faltas de libertades y aislamiento.

Por estos días, el presidente de Venezuela en una de sus más largas intervenciones por televisión anunció que ya no veríamos más a Fidel (la verdad es que después de las dudas apareció su clon, el doble o su espanto). Todos pensamos que si el vocero oficial de Fidel decía eso, ya que nunca se han referido a la salud de este último con pesimismo, entonces no habría dudas de que le había llegado la solución biológica a Cuba.

Pero no tan rápido, días más tarde al ver la “metedura de pata” que había dado, quiso rectificar su discurso (una práctica muy usual en él, a quien le falta el dispositivo analizador entre el cerebro y la lengua) diciendo que Fidel está “vivito y coleando”.

De todos modos, para una parte de los cubanos que viven en la isla es indiferente cualquier cosa que pase. Saben que no importa que sea Fidel o Raúl mientras sus problemas sigan siendo los mismos desde hace medio siglo, lo que corrobora la tesis de que no son unos gobernantes sino todo un sistema diabólico el que debe morir con su inventor.

Otros cubanos fuera de la isla celebraremos (el día que sea) por lo que hemos esperado desde hace mucho. No la muerte de una persona, sino la desaparición total del juego de aquel, que por diferentes medios logró seguidores a través de la desinformación y el aislamiento total de los habitantes de la pequeña Cuba.

De cualquier forma, la solución biológica, a pesar de ser solo una posibilidad, quizás sea la oportunidad para comenzar los cambios y liberar a la mayor de las antillas de la gran cárcel física y sicológica que han vivido sus habitantes durante cincuenta años.

domingo, 4 de enero de 2009

El hombre nuevo cincuenta años después



Cualquiera que utilice un buscador de internet para encontrar noticias sobre Cuba notará cuántas giran en torno al triunfo de 1959. Al igual que muchos, no perderé la ocasión de opinar sobre el proceso social o histórico más trascendental que ha vivido la isla y del cual soy partícipe o víctima, si se quiere.

Cuando nací, ya la Revolución de Fidel tenía doce años, no quedaban vestigios de la otra Cuba, se había declarado el carácter socialista, había pasado la crisis de los misiles, habían muerto el Ché y Camilo Cienfuegos, había ocurrido el éxodo masivo por Camarioca, ya existía la libreta de racionamiento de alimentos y la de la industria ligera, ya no se celebraba la Navidad y se había censurado a los Beatles…

Sin embargo, aún no habían muerto los miles de cubanos en la guerra de Angola, tampoco habían ocurrido el éxodo masivo por el Mariel ni la crisis de los balseros, en 1994. Seguí el juicio de Ochoa y el colapso del campo socialista, repetí consignas revolucionarias con vehemencia, fui a marchas de repudio al imperialismo y a los “gusanos”, a trabajos voluntarios, aprendí ruso (porque era el idioma de la colonia), tuve juguetes una vez al año hasta la edad de 10, vi dos canales de televisión (solo una hora de muñequitos o comiquitas rusos) y me leí no más de tres periódicos, todos medios oficiales del gobierno.

Definitivamente, estaba diseñado para ser el hombre nuevo que tanto hablaban los líderes de esa revolución. Yo y mis contemporáneos somos ese hombre nuevo, que como otros cubanos, tuvo como única opción el exilio y dejar atrás a su familia, amigos e identidad. Soy de los que no tuvieron libertad de expresión.



El hombre nuevo que aún vive en Cuba ha perdido la esperanza, no le importa si el presidente es Raúl o Fidel, porque ya no cree en más promesas, les hicieron el cuento a sus padres y ahora se lo tratan de hacer a ellos. Vive una inercia esperando las migajas resultado del chantaje político: si no vas a las marchas, a los círculos de estudio políticos de la sección sindical, a los trabajos voluntarios… no hay viaje al exterior, ni estímulos sindicales y estás condenado a la eterna soledad por no ser confiable.

Siente desarraigo en su propio país, le han hecho creer que por no ser revolucionario es un apátrida, un lumpen o un gusano y lo mejor que hace es irse a otro país, por eso se lanza al mar en un intento suicida tratando de llegar a un sueño. Que por trabajar por cuenta propia, es reconocido como vago ante los sistemas de vigilancia “revolucionaria”.

No conoce de tarjeta de débito, de cajeros automáticos, cómo rellenar un cheque, de transferencias bancarias, ni de tarjetas de crédito para comprarse un carro o una casa.

Es lamentable ver a los cubanos que llegan de misión a otros países cómo dejan de comer, de tomarse un café, por ahorrar unos centavos del viático asignado, para comprarse un televisor (cualquiera que sea), un dvd, una lavadora o tratar de llevarle un regalito a algún familiar, incluso al jefe, para que vea que lo tuvo presente mientras estuvo afuera. El síndrome de Estocolmo les juega una mala pasada.

Han pasado cincuenta años y a pesar de las creídas razones por las cuales ha sobrevivido el inviable sistema socialista creo que es mayor el daño o deterioro social creado en la isla. ¿Hasta cuándo seguirá el hambre y la desesperación en Cuba, el autobloqueo, el aparthei y las leyes contra el propio cubano?

Para colmo el presidente actual de Cuba dice en su discurso: “No nos hagamos ilusiones, debemos prepararnos para otros 50 años de lucha; lo digo no para asustar a nadie, es la pura realidad”. Todo está dicho, el mensaje del gobierno de Cuba a su pueblo continúa siendo de desesperanza y mucho miedo por la incapacidad de sus envejecidos gobernantes en sus cincuenta años de sobrevivencia.