domingo, 12 de octubre de 2008

¿Será Venezuela otra Cuba?


Imagen tomada en la ciudad Baracoa, Cuba, por la periodista Johanna Infante

Hace unos días mi amigo Carlos me hizo esta pregunta y no pude evitar caer en la comparación al reconocer el entorno actual, que ya no es el mismo que el de hace cinco décadas, -solo dos ejemplos: tómense en cuenta los avances científico-técnicos, fundamentalmente en las comunicaciones, y que el entorno político actual de Latinoamérica ya no es de movimientos guerrilleros, ni mucho menos el de soportar dictaduras.

Me detengo en las circunstancias cubanas cuando Fidel Castro llega al poder, luego de vencer una férrea dictadura, con un nuevo proyecto social nunca antes vivido en Latinoamérica, aunque al cabo del tiempo demostró su falta de viabilidad y terminó en una dictadura moderna, con capacidad de adaptación para cada momento histórico.

Al analizar la historia de Cuba de los últimos 50 años es claramente visible la gradualidad del proceso dictatorial. Todo no vino de una vez. Fue un proceso pensado con sangre fría midiendo cada paso y utilizando todas las artimañas posibles para mantener confundido y divido al pueblo.

El cubano vio descomponerse su sociedad, donde sus hombres al igual que en cualquier país de Latinoamérica habían dado la vida en el campo de batalla en otro siglo. Y es que los nuevos dictadores se ocultan tras una falsa democracia, que a veces les dilata ejercer el poder de forma despiadada. Por eso demoran tanto tiempo en reconocerse como tales.

Cuando me hablan de la similitud política entre Cuba y Venezuela y me dicen que las condiciones sociales no son las mismas, lo acepto, pero doy el beneficio de la duda ante la gradualidad que imponen los procesos sociales. Mire a su alrededor y observe cuántas cosas han cambiado en relación con diez años atrás y quizás hayan sucedido sin notarlas usted, amigo Carlos.

Pero si aún cualquier persona tiene dudas, le invito a reconocer algunos aspectos que creí solo pasaban en Cuba:

Con mucha frecuencia el Presidente de la República expone largos discursos antiimperialistas por todas las emisoras de radio y televisión nacionales.

Un enemigo vitalicio, antagonista, culpable de todo lo malo que le sucede al país y su gente: Estados Unidos.

Un solo partido político omnipresente en todas las decisiones desde el más bajo, hasta el más alto nivel.

Palabras comunes como, “Poder Popular”, “batalla”, “marxismo”, “Lenin”, "burguesía".

Un aliado: Rusia.

Expropiación de tierras y bienes pertenecientes a una supuesta clase social burguesa y explotadora.

Los Comités de Defensa de la Revolución: nada más parecido a lo que conocemos por Concejos Comunales.

Culto a la personalidad. En la mayoría de las oficinas estatales uno se puede encontrar un cuadro de Fidel, el Ché o Raúl.

Celebración de fechas políticas, incluso por encima de las tradicionalmente religiosas.

Nueva interpretación de la historia y sus héroes.

Regulación de productos alimenticios. Las bodegas cubanas de los años 80: nada más parecido a un Mercal venezolano.

Regalías estatales: El gobierno de Cuba regalaba a países como Nicaragua, Angola, El Salvador, Haití lo que a su vez le regalaba la antigua Unión Soviética.

El gobierno cubano siempre está esperando una guerra, se encuentra inmerso en una batalla, o en un conflicto internacional.

Una consigna: “Patria, socialismo o muerte”


Por lo tanto, a pesar de vivir diferentes realidades históricas y sociales, Venezuela quizás no sea otra Cuba pero va por un rumbo muy parecido.