domingo, 7 de septiembre de 2008

Educación excluyente



El gobierno de Cuba siempre ha presumido de su sistema educacional. No es menos cierto que los profesionales salidos de las diferentes casas de estudio nacionales, en muchas oportunidades han sido reconocidos por su preparación académica. Ello se debe en parte, y siempre lo pongo de ejemplo, a la preparación científico-técnica de los profesores, fundamentalmente, en el nivel superior.

Sin embargo, la educación cubana se subordina a los principios socialistas emanados de las teorías marxistas-leninistas, por lo tanto, se vuelve excluyente al no existir otras opciones de educación para los niños con creencias religiosas de tradición familiar. Pero no solo lo anterior, sino que tampoco incluye a los niños formados en hogares que no tienen y nunca han tenido afinidad política con el gobierno, viéndose obligados a repetir a diario la consigna: "¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!".

No obstante, esta exclusión no significa la no admisión de un niño en un determinado plantel, sino que el estudiante debe adaptarse a la formación y planes curriculares que no tienen en cuenta sus intereses sociales. Lo triste es el ejercicio de doble moral, al cual se ve sometido desde pequeño el niño, algo que lo acompañará en muchas ocasiones en la sociedad cubana.

Es por ello que se puede encontrar a un estudiante cristiano en un examen de filosofía marxista respondiendo a la pregunta sobre la relación entre el ser y el pensar que lo primero es el ser y luego el pensar, “contradiciendo” así todo lo que había aprendido en sus clases de teología.